Consciencia del Movimiento y la Introspección
Esta mañana, al iniciar nuestra práctica, los invito a llevar su atención al cuerpo, al presente, y al flujo interno de sus pensamientos. La práctica de yoga Iyengar no es simplemente un ejercicio físico; es una oportunidad para explorar profundamente nuestra relación con el cuerpo y la mente, y cómo ambos se comunican en cada movimiento que realizamos.
Al movernos hoy, haremos un esfuerzo consciente por desarrollar una sensibilidad hacia las asanas: no solo cómo se ven desde afuera, sino cómo se sienten desde adentro. Cada postura, por más sencilla que parezca, tiene el poder de enseñarnos algo sobre nosotros mismos.
La introspección será nuestra guía. En lugar de juzgar o comparar, permitiremos que la práctica sea un espejo que refleje lo que ocurre en nuestro interior. Si encontramos rigidez, lo observamos. Si sentimos tensión, la escuchamos. Si hay ligereza, la apreciamos. Esta actitud de curiosidad y apertura nos ayudará a desarrollar una mayor conexión con nuestro ser y con el momento presente.
Hoy, trabajaremos con precisión y cuidado en cada postura, cultivando la habilidad de alinear el cuerpo y, al mismo tiempo, la mente. A través de la práctica, aprendemos que la disciplina y la suavidad pueden coexistir.
Lleven su atención ahora hacia la respiración. Permitan que su inhalación los llene de energía y que la exhalación los acerque a la calma. Con cada respiración, sientan cómo el cuerpo comienza a prepararse, a abrirse y a volverse receptivo al movimiento.
La consciencia en el movimiento no es solo el acto de ejecutar las posturas; es el arte de estar presentes en ellas.
Con esta intención en mente, iniciemos nuestra práctica de hoy.
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